lunes, 28 de julio de 2008

Entre la soledad y la desolación

Entre muchas de mis características mas ocultas y que poca gente conoce se encuentra mi manía por estar solo.

Desde que tengo memoria siempre he disfrutado enormemente de los banquetes de soledad que me doy cada vez que es posible.

Leer, ver películas, ir de viaje, comocer nuevos lugares, programar, inventar o soñar son algunas de las cosas que disfruto hacer en silencio y en completa calma.

Incluso dormir acompañado me es imposible, se me pasan eternas las horas de insomnio a lado de otra persona.

Muchos me preguntan sobre mi soledad, sobre si no me siento mal al no tener compañía y me respuesta les sorprente enormemente.

Ente nosotros hay una gran variedad de personas que confunden la soledad con el abandono, con la falta de un pedazo de su ser, cuando la verdad es que no aceptan tenerse a sí mismos de compañeros en un momento donde el sentimiento debería de ser sagrado y prestarse para el autoconocimiento.

En mi vida he pasado momentos inolvidables (para bien o paera mal) en completa soledad, pocos saben de ellos pero aqui se los comparto.

1. Llorar por la muerte de mi padre en un templo en Kyoto a miles de km de mi país

2. El camino de la carretera mexico-cuernavaca de noche

3. El nacimiento de astroboy en Kyoto

4. Mi primer copo de nieve el 1 de enero del 2001 en Kobe

5. Las noches en vela escribiendo a la luz de la luna en el sofá de mi papá

6. Todas las veces que me emociona ver una película en casa

7. Conocer el museo de arte contemporáneo de hiroshima

8. Primavera del 2003 correr bajo los arboles de sakura para olvidar

9. Desayunar quesadillas en Xochimilco despues de 15 km de recorrido en bicicleta

10. Casi 3 horas de regreso a mi casa en osaka caminando de noche entre campos de arroz.

Mi única compañia, yo mismo y nunca me sentí solo (abandonado)

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